Seguramente has oído alguna vez hablar del codo de tenista y, aunque resulte curioso, no sólo sufren esta lesión las personas que juegan al tenis. Además, existen lesiones muy similares, como el codo golfista y la rodilla de running, sin tener relación dicha lesión con estas prácticas deportivas.
El codo de tenista se conoce también con el término de epicondilitis lateral o tendinitis, y se trata de una lesión que se produce por la inflamación de los tendones que unen la parte externa del codo y los músculos del propio antebrazo.
Saltan las alarmas de que se puede estar sufriendo una tendinitis cuando hay molestias en la parte lateral del codo (en el momento en el que se agarra débilmente un objeto por el dolor) o cuando existe un dolor punzante en la parte externa del codo.
Esta dolencia puede ser causada por un movimiento excesivo de la parte externa del codo y las personas que tienen más riesgo de padecerlo son:
- Deportistas que repitan el movimiento de codo de forma continuada como el pádel, bádminton o tenis.
- Trabajadores que, por sus labores diarias, se exponen a este movimiento de manera repetitiva, como les ocurre a pintores, peluqueros o barrenderos.
Al mismo tiempo, también pueden padecer el codo de tenista quien sobrecargue la zona de la muñeca y el brazo, siendo más común en hombres que en mujeres, en edades comprendidas entre los 30 a los 50 años.
Algunos consejos para no sufrir esta lesión es descansar la zona cuando se realicen prácticas que afecten al codo, usar coderas o realizar estiramientos antes de estas actividades para que prevengan la lesión.
Tratamiento del codo de tenista
Es conveniente comentar que, para tratar el codo tenista, se debe seguir un proceso. En primer lugar, al notar el dolor en la zona se llevaría a cabo un tratamiento: descansar la zona y usar un brazalete en el codo para que sea más efectivo, consumir medicinas antiinflamatorias, y, finalmente, acudir a un fisioteraepeuta para que se trate la zona con técnicas beneficiosas para el músculo (masajes, ultrasonido, etc). Este tratamiento es efectivo para el 90% de las personas que lo realizan.
En el caso de que no se observe una mejora, en un plazo aproximado de 6 meses o más, el médico podría recomendar someterse a una intervención quirúrgica para deshacerse del músculo en mal estado y proceder a la unión de otro músculo al hueso.
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